ellosnoexisten. Jesús Bordas Luque
Creemos que ellos son reales y que están aliados contra nosotros. Ellos se han convertido en el enemigo.
Pero no lo son. Yo, que he cobrado por encontrar nuevas estrategias de manipulación, puedo asegurarte que ellos somos nosotros
Douglas Rushkoff, Coerción, por qué hacemos caso a lo que nos dicen, Barcelona, 2001, la liebre de marzo S.L.
Con esta cita de Douglas Rushkoff inicio este blog de pensamiento pantuflario y abandono la práctica del lurking. De entrada aclararé una obviedad: la frase de Rushkoff tiene un sentido muy determinado dentro de su altamente recomendable libro. Sin embargo, sin perder dicho sentido, convertir aquel pensamiento en cita hace aflorar nuevas interpretaciones.
1. Y principal. Todos estamos metidos como partícipes dentro del mundo coercitivo. A menudo nos quejamos amargamente de ver en los demás actitudes que obviamos en nosotros.
2. Ellos NO son el enemigo. No deduzcan, sin embargo, que sean amigos. La actitud coercitiva se plantea como común denominador humano, responsabilidad máxima que ha recaído tradicionalmente en la muerte.
3. Ellos somos nosotros. Esta paradoja nos lleva al Ellos no existen y al Nosotros no existimos. Me atrevo a deducir que para recuperar la identidad dentro del banco de pirañas la primera estrategia posible es dejar YA de comportarse como un hijoputa. Apúntese.
Pero no lo son. Yo, que he cobrado por encontrar nuevas estrategias de manipulación, puedo asegurarte que ellos somos nosotros
Douglas Rushkoff, Coerción, por qué hacemos caso a lo que nos dicen, Barcelona, 2001, la liebre de marzo S.L.
Con esta cita de Douglas Rushkoff inicio este blog de pensamiento pantuflario y abandono la práctica del lurking. De entrada aclararé una obviedad: la frase de Rushkoff tiene un sentido muy determinado dentro de su altamente recomendable libro. Sin embargo, sin perder dicho sentido, convertir aquel pensamiento en cita hace aflorar nuevas interpretaciones.
1. Y principal. Todos estamos metidos como partícipes dentro del mundo coercitivo. A menudo nos quejamos amargamente de ver en los demás actitudes que obviamos en nosotros.
2. Ellos NO son el enemigo. No deduzcan, sin embargo, que sean amigos. La actitud coercitiva se plantea como común denominador humano, responsabilidad máxima que ha recaído tradicionalmente en la muerte.
3. Ellos somos nosotros. Esta paradoja nos lleva al Ellos no existen y al Nosotros no existimos. Me atrevo a deducir que para recuperar la identidad dentro del banco de pirañas la primera estrategia posible es dejar YA de comportarse como un hijoputa. Apúntese.
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