Hace casi 9 meses fui denunciado de un presunto delito contra el derecho a la imagen de las personas. Esta semana me han comunicado que el juez ha archivado la causa.
Bienvenidos a un viaje alucinante por una de esa fallas absurdas.
Por aquel entonces yo preparaba un cursos de Internet que impartí para gente mayor en el centro cívico donde trabajo. El curso, coproducido por la Regidoría de Cultura del Ayuntamiento para el que trabajo y la asociación de gente mayor del pueblo lo impartí fuera de mi horario laboral y sin cobrar un duro. El curso tenía como propósito mostrar a nuestros abuelos el abanico de posibilidades que ofrecía la red: búsqueda de información, aportación de conocimientos, creación de blogs, descargas e instalaciones de programas, P2P, correo electrónico, mensajería instantánea, teléfono vía IP, Net-Art, (y entre el extenso etcétera que concluiría esta lista) videoconferencia...
Dado que utilizaba las instalaciones y equipos del centro de trabajo, tuve que instalar diversos programas y periféricos en el ordenador de mi puesto de trabajo, incluída una web-cam. Pues bien, cierto día en el que la web-cam se quedó enfocando hacia el pasillo con el led encendido recibí la visita de la policía local que levantó un acta al respecto. Les ofrecí que revisaran el ordenador para que comprobaran que no había ningún programa de grabación o captura de imágenes instalado ni ninguna imagen había sido tomada de persona alguna. Desestimaron mi oferta.
Les debió parecer un reto que les dijera que cualquier juez se reiría de una denúncia por ese motivo expresada en aquellos términos, así que con el acta que levantaron presentaron una denuncia.
Al juez no le he visto el pelo, pero les aseguro que la secretaria judicial que me tomó declaración no daba crédito ante tanto absurdo.
Mi amigo imaginario Manu me dijo que declarara las sospechas de radiomacuto de que la policía estaba actuando con exceso de celo y abuso de poder contra mí porque
1. Había contribuído con mi concurrencia en las elecciones municipales de 2003 a que CIU (partido por el que simpatizan no pocos de los funcionarios del ayuntamiento) perdiera el gobierno local.
2. Había denunciado las irregularidades en las elecciones sindicales del mismo año a las que se habían presentado varios policias locales.
3. Había subrayado en color rojo las 19 faltas de ortografía (en un texto de cinco líneas) que había en el acta inicial.
4. Mi jefe directo es el concejal más odiado del equipo de gobierno por la policía, por haber intercedido en favor de un grupo de jóvenes que estaban siendo detenidos.
No hice caso a mi amigo imaginario Manu.
Eso hubiera sido tanto como aceptar que la policía de mi pueblo actúa con revanchismo, abuso de poder, exceso de celo discriminatorio, maquinación, prevaricación, etc. Pero sobre todo, eso hubiera sido una búsqueda de excusas que despistara el puro sentido de la decisió judicial. Ya les digo: Causa archivada. O si lo prefieren: No hay causa.
(Una vez más, la ilustración del post no tiene relación con el texto. La Nisa (mi perra) es muy buena gente.