un dogma de la Sra. San Sebastian
Discutía Doña Isabel San Sebastian este mediodía, en uno de esos programas que uno ve porque tiene ojos en la cara, con un espectador que la desnudaba* en directo, via teléfono:
-Ud. argumenta que la Constitución tiene sus mecanismos para reformarse cuando en realidad Ud. está en contra de cualquier cambio en la Constitución -vino a decir.
Y fue entonces cuando ella, como posando el culo en la silla (esto es, sentando cátedra) espetó:
-Pues claro. Cambiar lo que está bien es de imbéciles.
¡Ahí está! Ahí está la auténtica, clara; definitiva diferencia, el elemento identitario de primer orden que separa, via principios lo que acordamos llamar derecha e izquierda.
Uno piensa que todo es cuestinable; susceptible de pasar por el tamiz de la crítica; que ningún estatus es intocable por designio divino. Y si es mejorable, se pone manos a la obra y lo mejora, o lo intenta. Igualmente abstracto pero diferente: Uno tiene unos principios de los que se deriva una ideología de la que a su vez deriva una política ejecutiva. Y si uno quiere cambiar para mejorar las condiciones sociales con un mejor reparto de la riqueza común, entonces, se es "de izquierdas" o "progresita" y si uno teme que cualquier cambio será a peor porque le restará algún privilegio entonces uno es "conservador". Y algunos de estos, además opinan que quienes piensan diferente son imbéciles.
*como no soy periodista y no sigo ningún código deontológico ni libro de estilo me permito esta licencia poética.
-Ud. argumenta que la Constitución tiene sus mecanismos para reformarse cuando en realidad Ud. está en contra de cualquier cambio en la Constitución -vino a decir.
Y fue entonces cuando ella, como posando el culo en la silla (esto es, sentando cátedra) espetó:
-Pues claro. Cambiar lo que está bien es de imbéciles.
¡Ahí está! Ahí está la auténtica, clara; definitiva diferencia, el elemento identitario de primer orden que separa, via principios lo que acordamos llamar derecha e izquierda.
Uno piensa que todo es cuestinable; susceptible de pasar por el tamiz de la crítica; que ningún estatus es intocable por designio divino. Y si es mejorable, se pone manos a la obra y lo mejora, o lo intenta. Igualmente abstracto pero diferente: Uno tiene unos principios de los que se deriva una ideología de la que a su vez deriva una política ejecutiva. Y si uno quiere cambiar para mejorar las condiciones sociales con un mejor reparto de la riqueza común, entonces, se es "de izquierdas" o "progresita" y si uno teme que cualquier cambio será a peor porque le restará algún privilegio entonces uno es "conservador". Y algunos de estos, además opinan que quienes piensan diferente son imbéciles.
*como no soy periodista y no sigo ningún código deontológico ni libro de estilo me permito esta licencia poética.
8 comentarios
jesús -
x.pibernat,estaba Ud. un tanto desaparecido... celebro su vuelta
x pibernat -
Olves -
Lo de la Constitución está más seco que la mojama. De todas formas me indigna que nadie se moleste porque vayan a cambiarla en caso de que la princesa-periodista traiga al mundo a una borboncilla. Si con lo del Estatuto no se cambia, sería cosa de decirles a los Borbones: "¿Nació nena? ¡Ah! Se siente. Vayan a reinar a otro sitio".
Mar -
jesús -
;)
lu -
lu -
Al margen de todo el debate constitucional (ya es hora de que cambien una constitución que tiene más de 25 años, que eso es viejo ya) ¿por qué tú no tienes publicidad de google y yo tengo un anuncio del tarot, o cuando no de colchones, o de barcos?
Misósofos -
¿Qué es eso de la monarquía?