confidencialidad
-No la hay, más allà de la coincidencia en el tiempo. Yo no dije que hubiera una relación.
-¿Entonces?
-Entonces qué.
-¿Por qué el tipo es un hijo de perra?
-Y yo qué sé. No todo tiene una causa racional. Además, buscarle un motivo ya sería justificarle. Hemos llegado.
Tampoco todas las conversaciones con Adam eran dignas de ser transcritas.
Comimos, bebimos vino de la casa. Y entonces lo soltó:
-Quiero que trabajes para mi.
Y sin darme tiempo a reaccionar expuso más o menos lo siguiente:
Deberás guardar muchos secretos. De puertas a dentro de “Las piedras grandes” todo quedará entre nosotros.
-Qué hay de tu asistente?
-Cuando digo “nosotros” lo incluyo a él.
Él sabe guardar el oro en paños, o en el lugar en el que se custodiaría un video porno delicioso pero que por nada del mundo debería conocer tu actual pareja.
-No tengo secretos para Bárbara, Adams.
-Eso es porque en el video en cuestión no te estás tirando a otra.
-Cierto, no hay tal video.
-Y que no lo haya, Jesús. Bárbara es una individua de esas que dan nombre a una categoría y que sacan al obsesionado entomólogo que llevo dentro.
Soy de natural asustadizo, así que continué de una sola pieza casi temblando fuerte.
Y añadió: “un entomólogo a quien le valen ciertos cuerpos, incluso un cuarto de hora después de muertos”.
No necesitaba que me acojonaran más. Sin embargo él no estaba por mis necesidades:
-Para ayudarte en esa tarea te haré firmar un contrato de confidencialidad del tipo “si lo incumples me quedo hasta con el D.I.U de tu novia”
Te pagaré bien, como corresponde a la responsabilidad del puesto.
-Yo quería proponerte que me dejaras aprovecharme de nuestra relación para hacer mi tesis doctoral sobre ti. Bueno, sobre Adam X.
3 comentarios
jesúsb -
Quijano: lo siento, no funciono así.
Quijano -
http://antoniorial.blogia.com/
luces -
se la han ventilado varios????
me gustan las sombras d elas flores.